viernes, 20 de enero de 2017

ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL. HABILIDADES E INSTRUMENTOS PARA LAS CIENCIAS SOCIALES. LA ALIMENTACIÓN COMO ACTO SOCIAL.


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HABILIDADES E INSTRUMENTOS PARA LAS CIENCIAS SOCIALES


PRACTICA PRINCIPAL: Creación de un trabajo académico sobre un tema a elegir.


Autora: Victoria Chapa Arroyas


LA ALIMENTACIÓN COMO ACTO SOCIAL



INTRODUCCIÓN

La alimentación es un proceso esencial en nuestro desarrollo y se ha convertido en algo más que en la necesidad fisiológica de nutrirse y sobrevivir, el consumo de alimentos es un fenómeno social, económico, psicológico, político, cultural y ambiental. Un acto cargado de símbolos, significados y emociones.
Como antropólogas nuestro objetivo es el de seguir descubriendo como somos y porque somos así. Para conocernos a nosotros mismos necesitamos comprender en la sociedad en la que vivimos y como ha llegado a ser la que es, por eso necesitamos conocer cuál ha sido nuestro camino hasta aquí, conocer y comprender nuestro pasado ya que cada acto social repercute en la sociedad futura. Sin olvidar que, no solo la evolución de nuestra sociedad es influenciada por sus pasos anteriores, si no por el contacto con otras y el intercambio cultural que va creando nuevas formas de vida.
Con esta investigación conoceremos cuál es la forma de consumir alimentos en nuestra sociedad, sus rituales, los productos que consumimos, cual ha sido la evolución de nuestra gastronomía y como ha incidido en el desarrollo de nuestra cultura, y si otras sociedades han influido en este tipo de alimentación. Conoceremos cual ha sido el proceso que ha llevado de algo tan básico y esencial como sobrevivir, a crear semejante fenómeno social.


METODOLOGÍA

Preparación (noviembre 2016)

Durante este primer paso de la investigación he comenzado preguntándome todo lo que tiene que ver con el tema seleccionado y es útil para mi investigación y para el público al que va dirigido, y estos son los interrogantes con los que he definido, posteriormente, mis objetivos y propósitos:
- ¿Qué es la alimentación?
- ¿Por qué es importante la alimentación?
- ¿Cómo nos alimentamos?
- ¿Qué papel juega la alimentación en el desarrollo de las sociedades?
- ¿Cómo ha evolucionado la gastronomía en nuestra sociedad?
- ¿Qué productos consumimos? ¿Por qué?
- ¿Cómo se ha convertido en un fenómeno social y cultural?
- ¿Cuáles son las diferentes formas de consumo en España? ¿Y sus técnicas de adquisición de los productos?
- ¿Cuáles son los rituales de consumo en nuestra sociedad?
- ¿Cómo se han creado?
- ¿Hay prejuicios hacia la forma en que nos alimentamos los españoles?
- ¿Cuáles son estos prejuicios?
- ¿Tenemos prejuicios hacia la forma de alimentarse de otras culturas que no son la nuestra? ¿Cuáles?
- ¿Cómo ha afectado la disponibilidad de unos alimentos u otros en la evolución nuestra sociedad?
- ¿Es importante el entorno?
- ¿Hay diferentes formas de alimentación dentro de nuestra sociedad? ¿Cuáles son?
- ¿Cómo perciben los individuos de otras nacionalidades asentados en nuestro país nuestra gastronomía y forma de consumo?
- ¿Se han adoptado modos de consumo de otras culturas en la nuestra? ¿Cómo lo han hecho?
- ¿Cómo se han asentado gastronomías de otras sociedades en la nuestra? ¿Cómo influye en nuestras formas de consumo de alimentos?

Después de conocer los interrogantes decido que el enfoque del estudio será diacrónico ya que pretendo conocer la evolución de la alimentación como acto social en nuestra cultura. A partir de ahí busco información generalizada intentando responder esas preguntas. Este proceso nos llevará a las fuentes desde las que recopilaremos los datos más objetivos y mas útiles para nuestro estudio.

Trabajo de campo (noviembre y diciembre 2016)

Durante este proceso he llevado a cabo una búsqueda de información a través de distintas fuentes: a través de entrevistas con personas representativas de cada una de las formas sociales de nuestra cultura y en el contexto en el que estamos, es decir, individuos que encarnen cada una de las diferentes formas de consumo de nuestro país y que lo perciban, también, de las diferentes maneras según su edad, sexo, clase social, profesión y entorno, así como la observación participante sin ir más lejos, de mi propia familia en una a ocasión especial. Otras fuentes han sido artículos de revistas especializadas, libros, recursos audiovisuales, catálogos y monografías adquiridos en bibliotecas, bases de datos, archivos provinciales y mi propio bagaje.

Comparación e interpretación de datos (diciembre 2016)

Ordenamos y evaluamos toda esta información. Buscamos relaciones e incidencias entre nuestras fuentes mediante una comparación exhaustiva de los resultados y conclusiones de ambas. También realizaremos una comparación de los resultados con los interrogantes y analizaremos nuestras propias interpretaciones en dichos interrogantes.

Análisis de los resultados (enero 2017)

Pondremos en cuestión nuestros resultados, observaremos las interpretaciones de las fuentes y analizaremos los resultados junto con nuestra propia interpretación realizada en la fase anterior, obteniendo de esta manera unos resultados y conclusiones finales desde un punto de vista completamente holístico en relación a la alimentación en España. La investigación ha sido llevada a cabo en diferentes ciudades y pueblos de España, durante tres meses: Noviembre, Diciembre y Enero.
Me centraré en la evolución del acto de alimentarse de España incluyendo también la percepción de personas e instituciones extrajeras sobre nuestra gastronomía así como, la influencia de otras culturas en ella debido a que a lo largo de nuestra historia ha habido contacto e intercambios con múltiples sociedades que han llegado a crear lo que somos así como nuestra gastronomía.



LA ALIMENTACIÓN EN ESPAÑA


Se sabe muy poco de la alimentación de los primeros habitantes de la península ibérica. Las investigaciones realizadas se han centrado en análisis químicos de las muestras arqueológicas y demás restos encontrados como las ilustraciones realizadas sobre las costumbres de caza en las paredes de la cueva de Altamira o en Teruel (en las cuevas de Ahumado y del Mortero) hay representado en sus paredes mujeres recolectando algunas bayas, frutas, e incluso tubérculos. Aparecen también diversos instrumentos de cerámica con los que se empezaba a cocinar en el neolítico en la Península Ibérica.


 Tras el periodo de glaciaciones los pueblos se hicieron más sedentarios y surgió la ganadería y la agricultura. La ganadería realizada sobre ciertas especies animales, fundamentada en los recursos de su entorno y seguramente en ciertas preferencias alimentarias, hace que se especialice en el cordero, el buey, el caballo, el asno, el camello y el cerdo. La aparición de la cultura argárica en el sudeste peninsular hace que se inicie el concepto de agricultura intensiva y un mayor aprovechamiento de los sistemas de riego. Dando lugar a abundantes cosechas de cereales y leguminosas. Estos primeros pueblos sedentarios empezaron a ver la posibilidad de conservar los alimentos.


Una de las primeras culturas peninsulares fue Tartessos que se desarrolló a lo largo del valle del Guadalquivir, dedicadas al comercio, la metalurgia y la pesca.


Con la llegada de los fenicios llegaron el olivo, la vid y formas de cultivo desconocidas en la península.


Los celtíberos se hacen sedentarios, y se convierte el cerdo en la fuente básica de alimentación, el establecimiento de piaras conlleva al acto ritual de la matanza en los meses de invierno, que en muchos lugares de la península se mantiene la tradición. La comida se acompañaba con unas tortas cocidas elaboradas generalmente con bellotas secas. Estas tortas tenían como característica que se conservan durante mucho tiempo comestibles. Para comer se sentaban en bancos de piedra y de adobe construidos alrededor de las paredes de las casas.


A partir del siglo VII a. C. es cuando se puede mencionar el inicio de una cultura ibérica emergente en la zona mediterránea, cuando Cartago se enfrenta a Roma en la primera guerra púnica. Durante esta época los productos agropecuarios y la minería eran los que controlaban la economía y la subsistencia de los pueblos ibéricos. El empleo del hierro en la agricultura permitía labrar grandes cantidades de terreno. El cultivo más frecuente era el de trigo común y la cebada, la escaña gemela y el trigo bojal, a más distancia en su consumo están la avena, el panizo y el mijo. Tras los cereales se encontraban en las prioridades alimentarias las legumbres. El uso más habitual de estos cereales era mediante la preparación de gachas (elaboradas con agua o con leche), y sobre todo en forma de pan.

 Algunos autores clásicos como Estrabón mencionan una especie de bebida fermentada de cereales muy similar a la cerveza y denominada zythos. El vino es escaso en aquella época y se reservaba para las grandes ocasiones. En la Iberia del sur se conocía el aceite de oliva que se extraía del denominado acebuche, pero la oliva plantada no se conocería hasta la llegada del Imperio romano. En el norte, las tribus celtiberas empleaban en la cocina las grasas de animales sacrificados en matanza. En el periodo de esplendor la ganadería de oveja era la más frecuente y la de cabras pasó a un segundo plano. Entre los animales más consumidos se encuentra la oveja, tras la vaca y finalmente el cerdo. La economía de amplia producción de los íberos necesitaba de métodos para conservar los alimentos y poder emplearlos en épocas de carestía. Para ello se empleaban orzas de barro, almacenes diversos para el grano (comunitarios e individuales) excavados en tierra en forma de silos. Entre los métodos de conservación el principal era la elaboración de salazones, técnica que se empleaba tanto a la carne como al pescado. Se desconoce si la elaboración de queso era por aquella época conocida y practicada.


En el periodo romano La cocina del Imperio ejerció una poderosa influencia en la Hispania conquistada, pero de la misma forma los productos e ingredientes cultivados en la península influyeron en la cocina del Imperio. Una de las técnicas introducidas fueron los injertos así como formas intensivas de cultivar el olivo como lo describe con detalle el gaditano del siglo I Columela en su obra «Los doce libros de agricultura» también menciona las variedades de trigo y de escaña, entre las legumbres: la lenteja, el guisante, el garbanzo, etc. Entre las verduras: las coles, las lechugas eran introducidas en salmuera con el objeto de ser consumidas en cualquier época del año, Las acelgas se cocinaban como las coles pero se les condimentaba con mostaza para corregir su insipidez. Las ortigas eran muy consumidas por los ejércitos romanos y había plantaciones cerca de los campamentos. Los cardos eran considerados una verdura de lujo, Los nabos se conocían, pero las zanahorias se desechaban, siendo aceptadas las chirivías.

Cabe destacar la importancia que dieron los romanos al vino durante su avance a lo largo de Europa abriendo vías de comunicación con para poder activar el comercio y transporte de alimentos, una de las más importantes es la vía de la Plata. El empleo de pescados y productos de la mar en aquella época fue muy extenso y de la riqueza y variedad de los mismos puede verse las inscripciones de pescados diversos en las monedas béticas de la época. A través de los romanos llega a Hispania el cultivo e introducción de la culinaria de “nuestro famoso” ajo.


Tras los romanos, los visigodos mantuvieron las formas culinarias de los romanos.


En el periodo medieval el único contacto con el exterior era mediante las cruzadas. En la península por el contrario aparecen tres culturas: andalusí, sefardita y cristiana, con tres religiones diferentes, con normas dietarias diferentes impuestas por sus religiones. Tres formas diferentes de comer, de preparar los alimentos y que al convivir generaron una diversidad culinaria en el territorio peninsular poco conocida en Europa hasta esa misma época.

Los pobladores se alimentaban habitualmente de simples gachas y pan, la carne, los huevos y el pescado eran estacionales. Algunos detalles de la cocina española de la época se pueden ver en poemas literarios de la época como el Cantar de mio Cid. Los métodos de conservación de alimentos eran escasos, y se reducían al control mediante su inmersión en sal. Las legumbres generalmente se molían en forma de harina y se disolvían en potajes.


Con la invasión musulmana en la Península Ibérica en el 710, las técnicas de cultivo en la península empezaron a ampliarse. La modernización de la agricultura no sólo trajo una mayor cantidad de productos debido a su gran rendimiento, sino que además aparecieron nuevos alimentos en las cocinas de la península. Los nuevos invasores poseían normas religiosas que afectaban a la disposición de los ingredientes empleados en la comida. Los árabes introdujeron algunos nuevos alimentos como el arroz, las naranjas, las alcachofas, las almendras y especias como el azafrán, la alcaravea, las alcaparras. Algunos métodos de cultivo hicieron que se establecieran el aprovechamiento del agua, un ejemplo es Tribunal de Aguas existente en la actualidad.

En los territorios dominados por los musulmanes aparece un concepto nuevo: el mozárabe que influye sobre la cocina árabe. Este mestizaje de religiones fue uno de los elementos de comunicación entre las culturas cristianes y musulmanas de aquella época, y entre los intercambios culturales se encontraba la cocina. Uno de los métodos de cocina que marcaban una gran diferencia entre Occidente y el Al-Ándalus era la fritura mediante aceite de oliva. Uno de los transmisores que más dedicación puso en la transmisión de las recetas de oriente al califato de Córdoba fue Ziryab, que en el año 822 entró en la península portando con él recetas, música y estilos de oriente Introdujo costumbres como la de comer en etapas (platos), introduciendo un orden en el servicio de las comidas: sopas, pescado, carne y finalmente los postres.


Los judíos habitaban en la península y el sur de las Galias desde mucho tiempo antes de la llegada de los musulmanes dejaron huellas en la cocina española, que hoy en día se recuerdan. Los judíos, al igual que los musulmanes, poseen reglas estrictas en los que se refiere a la alimentación. El descanso del “sabbat” por ejemplo, no permite cocinar los sábados esta restricción crea ciertas formas de conservar los alimentos y cocinar propias de la religión: La costumbre de secar al aire hortalizas, preparar dulce de membrillo , mermeladas, etc. La fritura de pescado era muy habitual, los buñuelos de viento. Dentro de las preparaciones cárnicas se encuentran las albóndigas (de carne de cordero, o de pescado). Y entre los ollas la más popular era la adafina (precursora de los cocidos posteriores). Era común que los platos sefardíes tuvieran un gran contenido de ajo y su olor era un signo identificativo de su cocina, como ahora de la nuestra.


En el año 718 El territorio quedaría dividido en una frontera difusa de zonas cristianas, musulmanas y sefarditas. Este mestizaje causó un cambio en las costumbres culinarias de las tres culturas. Algunas de las descripciones literarias del comer y estilo de la época puede encontrarse en el Arcipreste de Hita en su «Libro de buen amor». Se sabe que era típico en aquella época comer sentado en mesas plegables y empleando escudillas de madera y no se empleaba el tenedor, siendo habitual comer con los dedos.


En el siglo XII se conoció una mejora en la alimentación, con dos y aún tres comidas, al modo visigodo, frente a la única, o a lo sumo dos, del siglo anterior.
La Reconquista cristiana que acabó a finales del siglo XV dio lugar a un gran movimiento de personas a lo largo de la península ibérica, lo que originó un gran intercambio de experiencias culinarias...

La importancia que se daba en España a la cocina hasta finales del s, XV puede deducirse del hecho de que el viaje de Colón trataba de buscar por Occidente una ruta hacia las islas de la Especias, un producto culinario. Lo cierto es que el descubrimiento de América en el año 1492, ha hecho olvidar casi del todo esa intención primera del viaje, pero también hizo que la cocina española abriera las puertas a la incorporación de nuevos ingredientes como la patata, el tomate, el pimiento (y el pimentón), así como el cacao o la vainilla.

Aparecen en 1608 documentos en forma de listas de la compra para el Hospital de la Sangre en Sevilla que indican la presencia de tomates y pepinos para la elaboración de ensaladas. Entre 1645 y 1646 el pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo realiza una obra denominada "La cocina de los ángeles" en la que se muestra la preparación de un plato con tomates. La patata se estima que entró a la península por Galicia, fue el alimento que costó más de asimilar por la cocina popular, se solían emplear los nabos o las chirivías, siendo ahora nuestro producto más básico y utilizado.
De los nuevos productos americanos el que tuvo más importancia entre las clases acomodadas de la segunda mitad del siglo XVII, y durante todo el siglo XVIII fue, sin duda, el chocolate. Los aztecas consumían el chocolate amargo directamente del cacao y a veces mezclado con harina de maíz, la idea española de mezclarlo con azúcar le convirtió en un alimento popular entre las clases favorecidas. La aristocracia y el alto clero lo tomaban como desayuno y merienda. Las reinas Ana y María Teresa de Austria lo llevaron a la corte francesa y de allí se difundió a los países del norte de Europa.



La cocina española del Siglo de Oro estaba llena de contrastes culinarios y sociales. Por un lado estaba la cocina de la Corte, llena de excesos y de platos abundantes, y por otro la cocina popular. La población en general se alimentaba de pan acompañado con otras viandas, la mayor parte de ellas en salazón como el tocino. También, Las sopas de los cocidos eran parte de la alimentación diaria de los españoles durante estos siglos. Se comía poca carne y cuando se hacía era con motivo de una celebración. Las clases altas se alimentaban de pan igualmente pero elaborado con harina de trigo, y su cocina tenía carne en una proporción mayor. La forma de sentarse en la mesa cambia y aparece una nueva cubertería que consiste en: tenedor, cuchara y cuchillo. Se llega incluso al refinamiento de emplear diferentes cuchillos dependiendo del alimento.

Se empieza en esta época a publicar libros en la imprenta uno de los primeros es de Batista Platina de Cremona que en 1475 publica un libro titulado Libro de la voluptuosidad honesta y de la buena salud, este libro hace que la cocina sea entendida como un acto de placer y salud al mismo tiempo, se considera uno de los primeros tratados de gastronomía.

La cocina de la corte requería de un complicado montaje de servicios y dependencias, el conjunto de ellas se denominaba "Oficio de boca" y su misión era el de preparar los alimentos a la familia real. Existían diversos oficios de cocineros: mozos de cocina, reposteros, especieros, triperos, potaxier, frutier, buxier…

En el año 1607 el comerciante Pedro Xarquíes vende nieve de forma exclusiva construyendo en la zona de la actual Glorieta de Bilbao, de Madrid, unos depósitos subterráneos para almacenarla y poder ofrecer helados y refrescos a la corte.


A comienzos del siglo XVIII muere el último monarca español de la casa de los Austrias: Carlos II. Tras él la guerra de sucesión que dura desde el año 1701 hasta 1713 deja finalmente a Felipe V como monarca, abriendo para España la sucesión de la dinastía borbónica. Esta época suponía una ruptura entre los gustos medievales europeos y los nuevos postulados culinarios. Los Borbones en la Corte no fueron amigos de la ostentación, ni de las grandes fiestas. Los reyes Carlos III y Carlos IV modificaron la etiqueta española haciéndola menos rígida para estar más cerca del pueblo.

 Existen detalles de consumo de las clases populares gracias a los Memoriales realizados por Campomanes en 1767 acerca de los Abastos de Madrid. La alimentación media oscilaba con una libra de pan (casi medio quilo) y media de carne (un cuarto de quilo) por día. Cien gramos de garbanzos y sesenta de tocino además de alguna verdura. Las proporciones de una casa acomodada son muy similares, sólo que añade embutidos, dulces y media onza de chocolate.

La llegada de los borbones hizo que hubiera un acercamiento hacia los gustos franceses en la corte, y eso se propagó a través de los diversos estamentos. Uno de los ministros del rey el marqués de Esquilache consigue hacerse con el monopolio del abastecimiento del pan y del aceite de oliva en Madrid lo que acaba en causar una serie de revueltas populares (motines del pan). Los menús de los restaurantes y hoteles se realizan en francés. La cocina española clásica queda relegada a los espacios rurales, y se transmite de boca a boca.

El pueblo llano no aceptaba la influencia francesa y muestra de ella se encontraba en el levantamiento del 2 de mayo acaecido en Madrid. Esta misma situación de animadversión se mostraba en la culinaria popular, alejada de las corrientes francesas, fundamentaba los guisos en abundantes ollas, embutidos diversos procedentes de matanzas y en tradiciones culinarias del siglo XVI que permanecían entre la población.

El siglo XIX es un siglo de fuerte influencia francesa en la cocina española, se traducen recetarios del francés al castellano. Algunas de las crónicas que dejaron los viajeros, mencionan un extraño tono negativo hacia las preparaciones españolas, servidas con exceso de ajo y mucho aceite.

Los aposentos urbanos se denominaban posadas o mesones siendo las fondas para los visitantes más distinguidos. Se llamaban ventas a los establecimientos del camino, que servían de cobijo a viajantes. En el año 1839 se abre un restaurante en Madrid denominado Lhardy siendo uno de los primeros en ofrecer un menú en España de precio cerrado. Este restaurante fue lugar de reunión de la las clases adineradas de la corte durante finales del siglo XIX. Pronto se abrirían otros restaurantes similares.

Los ferrocarriles españoles empiezan a transportar a un mayor número de pasajeros a las ciudades y capitales de provincia, surge un nuevo consumidor trashumante que se alimenta en estos nuevos establecimientos, que empiezan a ser un negocio rentable a sus dueños que proporcionan servicios culinarios específicos a una creciente población itinerante debido en parte a la mejora de capacidad y eficiencia de los transportes: nace el automóvil. Al mismo tiempo se producen avances en la ciencia de la nutrición y se empieza a popularizar hablar de conceptos nutricionistas nuevos como las vitaminas, calorías, proteínas, etc.


El comienzo de siglo XX empieza complicado para España, las consecuencias de la guerra hispano-estadounidense con la consiguiente pérdida de las colonias en el mundo, hace que existan tensiones económico-políticas. La situación se ve perjudicada con una crisis agraria prolongada. La situación empeoró durante la guerra del Rif en el norte de África que afectó al abastecimiento y a la economía española. Los periodistas Mariano Pardo de Figueroa y Dionisio Pérez Gutiérrez (autor de "Guía del buen comer español"), comienzan una labor de investigación y de divulgación de la cocina española sin precedentes que va más allá de la mera recopilación de recetas, indagan en la historia y en los conceptos culinarios como nunca se había hecho antes. Pronto otros escritores culinarios se añadirían a la aventura de publicar libros de cocina recopilando recetas españolas.

 Los cocineros españoles de comienzos de siglo XX siguen las recetas descritas en «El Practicón» de Ángel Muro cuando tratan de la cocina española, esta obra fue popular y llegó a tener cerca de 34 ediciones. En 1914 Emilia Pardo Bazán resulta ser la primera mujer que escribe un recetario de cocina española titulado: «La cocina española antigua», en este libro aparece por primera vez la receta de la fabada asturiana.

Empiezan a aparecer cocineros famosos, en algunas partes de España así como las primeras ollas express, siendo en Aragón una de las primeras patentes mundiales. La publicación de recetarios de cocina de diferentes autores tiene un auge evidente, la aparición de revistas culinarias de publicación periódica como son: «El Gorro Blanco» .De la misma forma que esta labor divulgadora se ve incrementada, se hace patente que los platos locales de las diferentes regiones españolas puedan hacerse ya en cualquier lugar de la geografía. A ello cabe añadir que los productos locales, gracias a la mejora del transporte y de los medios de conservación de alimentos (aparición de la refrigeración), son posibles de adquirir a un precio razonable fuera de su origen. La migración interior de españoles buscando trabajo e iniciando el éxodo rural contribuye a la expansión interior de la cocina española y de sus recetas.


En el periodo que va desde la primera guerra mundial hasta la Guerra Civil Española no se producen avances culinarios relevantes. En las grandes urbes se cocina a la francesa y se observa una mayor influencia anglosajona, proliferan los salones elegantes el "five o'clock tea" substituye al tradicional chocolate con picatostes. En 1936 en el bando nacional, se impuso el "día del plato único" (o el "día sin postre") que consistía en que los días uno y 15 de cada mes, en los hoteles y restaurantes españoles sólo se servía un plato, lo que se ahorraba se entregaba a beneficencia. Surge, por demanda creciente de la sociedad de comienzos de siglo XX, el consumo de cerveza. Se empieza a elaborar esta bebida y poco a poco va desplazando a las habituales bebidas, como el vino.



Tras el final de la Guerra Civil española comienza la migración a otros países con la consiguiente diáspora de la cocina española. El desabastecimiento y la lenta reconstrucción del país en plena Segunda Guerra Mundial hicieron que hubiera mucha hambruna. Algunas preparaciones se hicieron populares debido a la escasez de alimentos, en las zonas rurales eran típicas una gachas elaboradas con la harina que se obtiene de la almortas. El exclusivo y excesivo consumo de harinas de almorta hizo que entre 1940 y 1943 se produjera una intoxicación generalizada.

Tras la Guerra Civil surge un fenómeno nuevo en las ciudades: las cafeterías. Recintos donde se toman los cafés y los aperitivos con mayor celeridad.

A medida que la economía se recupera del periodo bélico, los hábitos alimentarios se restablecen poco a poco. Existen campañas publicitarias por parte del estado para la introducción, o revalorización, de ciertos ingredientes en las cocinas españolas. Aparecen en las cocinas populares las ollas a presión, los frigoríficos y con ello una nueva costumbre de cocinar. El abaratamiento de la carne de pollo hizo que pasara de un lujo a un alimento habitual.


El régimen ya en los años sesenta pone en la televisión una campaña a favor del consumo de la patata y de la pasta poco empleados en la culinaria española previa. Otros alimentos introducidos son los langostinos que en 1969 las mejoras de la congelación lo introducen en la cocina española de interior como un alimento típico de celebración, siendo popular desde entonces su preparación a la plancha o cocidos. Lo mismo ocurre con la merluza y posteriormente con el salmón. Algunos platos importados son adoptados en la culinaria española como propios, casos ejemplo es el melón con jamón procedente de la cocina italiana.

En estos años empieza en televisión los primeros programas televisivos dedicados a la cocina. La popularidad de la cocina española y la posibilidad de publicar recetarios tuvo su esplendor con la divulgadora Simone Ortega una de sus obras más vendidas «1.080 recetas de cocina» ha ilustrado a cocineros domésticos de finales del siglo XX hasta nuestros días, yo lo uso cada día.

La cocina española tradicional en los años 60 tuvo una gran demanda interior debido al denominado "boom turístico". En algunos casos los platos típicos de regiones costeras, sufrieron una fuerte demanda de preparaciones culinarias típicas. A menudo platos tradicionales españoles sufren modificaciones para ser mostrados agradablemente a los gustos de los extranjeros. Este nuevo fenómeno hizo que se asociara la cocina española a ciertos platos que alcanzaron fama internacional: como las tapas, la tortilla de patata o la paella.


A finales del siglo XX el resurgimiento de actividades hosteleras y de restaurantes de cocina "de autor" hace que empiecen a nombrarse ciertos cocineros como Juan María Arzak, Santi Santamaria, Karlos Arguiñano. La influencia de la televisión hace que algunos de ellos divulguen platos y recetas entre la población española. Algunos de ellos no siguen las recetas clásicas del recetario español e intentan innovar. Otros cocineros emigran al extranjero, y desde allí "divulgan" estilos culinarios de la cocina española abriendo restaurantes de estilo español. Además Nacen nuevos conceptos en torno a costumbres españolas sobre el comer, de esta forma en el norte surge la idea de la cocina en miniatura: llevar los tradicionales pintxos a la alta cocina. En la misma línea a comienzos del siglo XXI se intenta llevar a cabo el concepto de gastrobar en el que se mezcla la cocina novedosa en raciones económicas al alcance de la mayoría. Se crea la Real Academia Española de Gastronomía que fue fundada como una asociación cultural sin ánimo de lucro en 1980 y se adaptó posteriormente a la Ley Orgánica de 22 de marzo de 2002.


En el año 2008 el Gobierno de España declara la cocina y la gastronomía de "las nacionalidades y regiones" de España un parte fundamental del patrimonio cultural del país. El objetivo es el de "preservar, actualizar y desarrollar" el patrimonio gastronómico-cultural y que difunda los aspectos más positivos de la alimentación, la cocina y la gastronomía españolas en el mundo. Haciendo posible que se presente la candidatura a Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) al igual
que lo hicieron otras gastronomías europeas con anterioridad. Cabe decir que en la actualidad las costumbres culinarias de los españoles ha cambiado, de tal forma que según las encuestas realizadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación los españoles realizan la mayor parte de las comidas fuera de casa, es decir que consume alimentos bien sea en bares, restaurantes o cadenas de comida rápida.


No debemos olvidar que en la actualidad la creciente inmigración hace resurgir la posibilidad de que exista en un futuro una cocina fusión de diversos países con la cocina española, tal y como ha ocurrido en otros países europeos. La aparición de nuevos productos culinarios, así como de tiendas que ofrecen productos étnicos, hace que exista un intercambio de experiencias culinarias. Desde finales del siglo XX aparecieron locales en las poblaciones españolas donde se ofrece Döner kebap, y comida de origen turca que se ha hecho muy popular. La cocina china se va imponiendo en la cultura española debido a los precios competitivos desde finales del siglo XX.



CONCLUSIÓN

A lo largo de la historia de la humanidad los individuos han dado un carácter diferente a ciertos procesos básicos en la vida de cualquier ser vivo. Han modificado ciertos actos a través de su desarrollo mental y del contacto entre culturas. Uno de estos actos modificados durante siglos ha sido el de alimentarse, un hecho tan esencial como el de sobrevivir se ha convertido en una práctica social, con miles de variantes, de costumbres y rituales, hasta crear el termino gastronomía con el que se define el repertorio de comidas y alimentos que consumimos así como sus prácticas a la hora de llevárnoslo a la boca como también de adquirirlo, según nuestro entorno y transferencias, almacenarlo, cocinarlo y distribuirlo. La gastronomía española, como hemos visto, es rica y amplia así como compleja debido a su intensa evolución histórica, hasta llegar a ser un orgullo y un símbolo de nuestro país, atractiva para nosotros y también para los extranjeros que tienen acceso a ella. Como vemos en los datos cada vez los individuos buscan diferentes maneras de consumir estos platos, siempre insaciables de nuevos productos, fusiones y nuevos tipos de establecimientos para su distribución y consumo. Ocupamos mucha energía en el proceso de alimentarse así se han extendido las buenas prácticas alimenticias y nutritivas que cada vez mas importan, porque si porque alimentarse es un proceso básico para nosotros, pero cabe preguntarse si es necesario crear semejante fenómeno y formas, que no solo nos acercan a las culturas también nos separan, para nuestra felicidad, la respuesta seria un si teniendo en cuenta que el ser humano es un individuo pensante que le ha dado más importancia al sentido del pensamiento que al propio sentido de la vida en sí y necesita que cada vez los actos sean mas y mas complejos.



BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS 

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